ACOMPAÑANDO EN EL DUELO DE NUESTRAS QUERIDAS MASCOTAS

“Siempre juntos” fueron las últimas palabras que te susurré al odio cuando tu corazón se iba apagando. No olvidaré nunca esos momentos, sensaciones, emociones, pensamientos, nuestro abrazo, tu olor, tu tacto y cuando llegó el día de la “despedida”. Uso comillas porque el pacto estaba claro; siempre formarás parte de mí. 

En este post quiero acompañarte como profesional sanitaria y ofrecerte recursos terapéuticos que me fueron de gran utilidad para poder abordar este duelo tan duro para mí, al mismo tiempo que, soy gran amante de los animales y la pérdida de mi perro hace que sienta y comparta estas palabras desde mi experiencia, humildad y corazón. 

Tomando consciencia del proceso de duelo
Cuando se trata de abordar la pérdida de nuestros queridos peluditos de 4 patas, además del propio proceso, hemos de afrontar interrogantes que, hasta el momento, puede que ni te hayas planteado: ¿qué hacer cuando ya no hay nada que se pueda hacer?, ¿cómo me despido de mi mascota?, ¿qué apoyos puedo tener en estos momentos de duelo?, ¿qué hago con el sentimiento de culpa que me invade?, ¿por qué me siento incomprendido y no puedo expresar libremente todo lo que siento?, etc.

Hemos de tener en cuenta que existen algunas diferencias respecto a los duelos que realizamos ante la pérdida de las personas. Estudios científicos equiparan el dolor por la muerte de una mascota al mismo que podemos sentir al perder un ser querido, pero cuando de mascotas se trata, existen diferencias en cuanto a la actitud social, la culpabilidad que podemos sentir los dueños y la ausencia de rituales de despedida. 

Cuando pierdes una mascota, la empatía del entorno social puede brillar por su ausencia y vas a estar expuesto a frases como: “pues si sólo era un animal”, “¿aún estás llorando por el perro?”. El hecho de reproducir estas frases, ya me produce gran dolor. Esta sociedad no facilita que expreses de forma libre lo que de verdad sientes por tu mascota. Si tenemos dificultad para poder expresar, no es necesario decir que, la elaboración del propio duelo ya arranca con dificultades. Vivimos en una sociedad que ante algo que no entiende o le intimida, lo más fácil es juzgarlo. Un vínculo sano, auténtico y lleno de amor, he de reconocer que es una gran amenaza para la sociedad actual, (pero esto ya lo abordaremos en otro post).

Por otro lado, los dueños de mascotas nos sentimos responsables de atender a nuestros animales lo mejor posible, y ello conlleva la toma de decisiones, con sus consiguientes consecuencias. En mi caso, decidí la eutanasia. Sólo pasaron escasas 6 semanas entre el diagnóstico y la temida decisión. Procesar esta información genera dudas, miedos, pensamientos intrusivos que hacen que la decisión pueda ser angustiosa. 

En cuanto a los rituales de cierre, por supuesto, hay poco escrito y protocolarizado en cuanto a animales se refiere. Además, bajo mi punto de vista, los humanos somos muy profesionales de los protocolos de cierre “terrenales”, pero aquí estamos hablando de despedir el alma de un compañero de vida. Aunque hubiera protocolos al igual que para humanos, también estaríamos ante una gran ausencia y vacío de comprensión y herramientas que nos facilitaran este proceso. 
No es necesario citar estudios científicos para dejar constancia de que para muchas personas, sus peluditos, son compañeros de vida, son verdaderos amigos, guías espirituales que por supuesto generan un efecto positivo en nuestras vidas y son imprescindibles en nuestra salud psicoemocional. Tengamos muy presente que lo que de verdad nos une a una mascota es el vínculo que tengamos con la misma y esos vínculos son mágicos, especiales y para siempre.

Pasemos a ver las ya conocidas etapas de duelo y alguna más que yo te ofrezco
Seguramente seas conocedor de estas primeras 5 etapas del duelo, suelen ser muy comentadas y están en boca de todos, pero yo voy a sumarte dos nuevas etapas, cruciales para mí, para que de verdad puedas cerrar el ciclo de forma respetuosa y saludable. 

Quiero añadir un par de apuntes sobre el duelo. Un duelo puede ser un cambio, como por ejemplo en mi caso, el diagnóstico supuso hacer un primer duelo para transitar la enfermedad y por otro lado, el duelo de la pérdida en sí, cuando ya nada se puede hacer y vemos cara a cara ante la muerte. 

Por supuesto, quiero recordar que esto es una guía, son pasos a seguir pero no siempre son lineales. Hemos de ser conscientes en qué etapa nos encontramos y tratar de ir pasando por las distintas etapas, pero de forma respetuosa y consciente. 

Etapas clásicas del proceso de duelo:

- Etapa de negación. En esta primera etapa nos cuesta ver la realidad, no podemos creer el diagnóstico, no podemos creer ni mucho menos, aceptar lo sucedido y, por tanto, negamos acercarnos a lo que de verdad estamos viviendo. La negación es un mecanismo de defensa que intenta mitigar el duro golpe que supone el cambio, ya sea el nuevo estado de salud o la misma pérdida. 
- Etapa de enfado/ira. Aquí sentimos y puede que incluso expresemos enfado, ira y rabia con nosotros mismos, con los veterinarios que se equivocaron de diagnóstico, con otras personas… Admitir la muerte, ya no queda otra opción por justa o injusta que nos parezca. Ante las injusticias, es muy habitual que aparezca la frustración. 
- Etapa de negociación. Intentamos hacer algún tipo de pacto o trato para intentar revertir la situación. Es una forma de intento por recuperar algo de control dentro de esta situación que nos desborda. En mi caso, era buscar respuestas, profesionales, tratamientos para intentar detener o ralentizar la enfermedad. Es un proceso mental que busca coherencia en esta situación.
- Etapa de depresión. Aquí es cuando comprendemos que la pérdida está ahí, la tenemos que afrontar, sentir, vivir. Son momentos muy duros en los que puede haber mucho miedo, mucho llanto, dolor, angustia, tristeza, apatía… no tiene porqué haber ningún trastorno de salud mental, simplemente es una expresión emocional lo que estamos viviendo.
- Etapa de aceptación. En esta etapa somos conscientes de la pérdida y poco a poco vamos a empezar a ir adaptándonos a la misma. Vamos integrando la pérdida en nuestra vida, vamos caminando hacia delante y avanzando. La intensidad emocional se va poco a poco regulando. Una vez le duermen y ya eres consciente de que sus ojos no se volverán a abrir, de que su corazón ya deja de latir y se apaga. En mi caso, la eutanasia programada me dio cierta sensación de paz, pues significaba que mi perrete dejaría de sentir dolor por el tumor. Sabes que es necesario dar ese paso, tomar esa decisión e incluso, una parte de ti sabe que saldrás adelante y seguirás tu vida, aunque con un vacío que no se volverá a llenar. 
- Etapa de perdón. Suelen aparecer muchas dudas no resueltas o pensamientos de haber fracasado, habernos equivocado en alguna decisión. Esos pensamientos nos arrastran a seguir cuestionando el pasado, nos enganchan al mismo a través de la culpa y difícilmente nos dejan avanzar y estar en el presente. Que seamos capaces de entender que hicimos todo lo mejor que pudimos con los recursos que teníamos en ese momento es crucial, para dejar de fustigarnos y poder despedirnos de esas cargas tan pesadas que podemos arrastrar. Puede que también tengamos que perdonar errores de otras personas, en mi experiencia, los veterinarios cometieron errores graves en el diagnóstico. Ser capaz de ver esos momentos desde la tolerancia, desde la comprensión y desde el perdón, es totalmente necesario para que pueda avanzar y deshacer esa culpa y enfado que aún pueda quedar de forma latente. 
- Etapa de agradecimiento y bendiciones. Esta fase puede que te sorprenda y nos cueste de encajar. En mi filosofía de vida, soy muy consciente de que todo sucede para algo. Vuelvo a incidir en para algo, aunque en momentos dolorosos no seamos capaces de poder darnos cuenta de esto. El universo nos pone delante situaciones que hemos de transitar para aprender, para evolucionar y para recordar quiénes somos y volver a nuestra verdadera felicidad. Estos procesos de duelo, son grandes experiencias vitales, que si nos atrevemos a transitarlas de forma consciente, estoy segura de que tú también serás capaz de poder extraer semillas de aprendizaje muy valiosas que, si sabes integrarlas en tu vida, sé que elevarán tu nivel de consciencia, sé que te aportarán una mirada distinta y más amplia sobre la realidad en la que vivimos. Estos aprendizajes, nos ofrecerán recursos que no aprenderás a través de libros, sino que los vivirás y serán herramientas maravillosas para seguir afrontando la vida. Los pensamientos negativos, el dolor, el sufrimiento de todo el proceso, se irán desvaneciendo porque irán ganando terreno y, con todo ello, llegarás a poder dar gracias por vivir experiencias tan importantes, vivencias que harán de ti una persona más consciente, libre y feliz.  

Estrategias para afrontar de forma consciente el duelo. 

- Como ya hemos dicho, cada proceso de duelo es totalmente único, personal y tiene su propio ritmo. Es totalmente imprescindible que respetes tus emociones. Nadie mejor que tú sabe el vínculo que hay entre vosotros. Así pues, permítete llorar y expresar tu amor por tu mascota, por tu compañero si así lo necesitas. La sana expresión de tus emociones irá guiando tu paso por las distintas etapas, la tristeza nos ayuda a avanzar.
- Acepta y planifica lo que esté en tu mano. Si puedes elegir pequeñas cosas del tratamiento y del momento de la despedida, hazlo. Yo me volqué en poder potenciar momentos positivos para mi mascota; ofrecerle comidas favoritas, poder tener ratitos compartidos con sus hermanos perrunos, hacerle las curas lo más llevaderas posible. El momento de la despedida lo pude planificar, decidimos cómo sería ese último día. Qué rituales seguiríamos para acompañarle en esos momentos. Avisamos a seres queridos para que se pudieran despedir de él. Cuidamos y coordinamos los servicios de eutanasia con los de recogida e incineración de su cuerpo. Acompañamos en todo momento desde la calma para facilitar esa última inyección. Pedimos respeto y silencio al veterinario para que también participara en el ambiente de tranquilidad que estábamos creando. Le cogimos de la pata y le fuimos dando esos mensajes de amor y agradecimiento por formar parte de nuestras vidas. Sus hermanos perrunos también estuvieron presentes junto a él en todo momento, comprendiendo lo que sucedía y despidiéndose de él. Optamos por quedarnos sus cenizas y poder tenerlas con nosotros en casa. 
- Herramientas de respiración consciente y meditación. Poder practicar ejercicios de respiración profunda es de gran utilidad para ir afrontando cada minuto del proceso. Es una forma de que nuestra mente esté más centrada, tener más claridad y así poder estar, en donde tenemos que estar. Por supuesto, hay que practicar un poco, pero que tengamos recursos de bolsillo, que digo yo, prácticos y accesibles, nos vendrá bien para ir respirando cada paso del proceso.
- Conoce a tu enemigo; tu mente egoica. Por supuesto, ya nos vamos conociendo a nosotros mismos. Cada uno ya es consciente de lo que le viene bien y puede necesitar en momentos duros. Y si no es así, siempre es buen momento para hacer un auto chequeo para conocerte mejor. Saber qué es importante para ti, saber cómo quieres formar parte de este proceso de acompañamiento, saber si puede haber algún momento en el que decidas vivirlo de otra manera. Conocerte es tener una idea de cómo puede ser todo este procedo y ello ayudarnos a transitarlo.
- Busca apoyo en otras personas o a nivel profesional. Por supuesto, habla, comenta, pregunta a personas cercanas y pregunta a tus profesionales de referencia. Necesitamos apoyo, necesitamos responder preguntas, necesitamos información para ir aceptando lo que sucede. Puede que muchas personas no estén familiarizadas o no sientan vínculos tan especiales como tú con tu mascota, no entremos a juzgar, simplemente busquemos escucha en personas que sintamos más en sintonía con todo esto. Nos darán apoyo y escucha activa. 
- Como tu mascota siempre tendrá un hueco en ti, también puede seguir teniendo su lugar en casa, su foto, su juguete, lo que tú necesites… Hay personas que improvisan un pequeño altar al cuál seguir dándole los buenos días, pues si lo necesitas, hazlo. Hay personas que incluso necesitan durante los primeros días seguir realizando los paseos que antes hacían con sus peludos. Caminar y pasear por esos mismos senderos nos ayudará a seguir conectados con ellos, con esos recuerdos afables, anécdotas y nos dará pie a ir tomando consciencia de la realidad.
- Donar pertenencias que puedan reutilizar otras mascotas. En mi caso, donar las carísimas medicaciones al veterinario para hacerlas llegar a familias con más dificultad para adquirirlas, fue algo que nos sorprendió apareciendo sentimientos positivos; el poder ayudar a otros o facilitar la situación, nos reconfortó. Recuerda que nuestra mente siempre necesita dar sentido a las cosas, y puede parecer absurdo, pero dar una segunda vida a algunas cosas, es como si así tuviera todo más sentido. 
- Entrenar la aceptación. Ir transitando todas las etapas y teniendo en cuenta estos puntos, te irán ayudando a aceptar la nueva realidad que tienes ante ti. Irás reconstruyendo poco a poco tu nuevo día, tu nueva rutina y tu mascota seguirá formando parte de la misma pero, a nivel más emocional. En mi caso, al tener más perros, fue bueno y positivo hacer más actividad con los mismos, añadir paseos y ratitos de juego con ellos, ya que para ellos también fue un gran cambio y quería que pudieran encontrar en su día alicientes estimulantes. 
- Reconectando vínculos. El paso de los días te lleva a seguir reflexionando y haciéndote preguntas sobre lo que tu mascota es para ti. El sentido de vuestro vínculo, la compañía que aportaba, la lealtad, la verdadera amistad, ese amor tan auténtico. Tener presente todo lo compartido hará que siga presente y siga viviendo en tu corazón. Traslada todos estos sentimientos tan puros a otras facetas de tu vida, seguro que mejorará tu bienestar emocional. 
- Dar gracias por el legado de tu mascota. Con el paso del tiempo, irás viendo con claridad todos esos regalos maravillosos que ha supuesto el compartir vuestro camino. Agradece todo lo aprendido y vivido. Puedes recopilar fotos, recuerdos, juguetes, experiencias, etc. Todo esto mantendrá vivo ese vínculo inquebrantable y seguirá teniendo a tu querida mascota en ese lugar tan privilegiado como es tu corazón. 

Recuerda que cada proceso de duelo es único y totalmente personal. El carácter de cada uno, sus creencias, su estilo de afrontamiento, serán cruciales para ir determinando el paso por todas las etapas. Necesitarás tiempo para sanar y para que la tristeza y el dolor vayan dejando paso a ese sentimiento de agradecer la experiencia. Aprenderás a vivir con todo esto y el crecimiento emocional que aparecerá, te hará seguir celebrando la vida. Y si por lo que sea, el proceso se complica y necesitas apoyo, sabes que puedes contar con profesionales para transitar todo esto con respeto y comprensión. 
Como dice la famosa canción de “El Rey León”: cuando encontramos el gran legado que hay tras los duelos, dejaremos de estar solos. Formaremos parte y entenderemos el verdadero ciclo de la vida, el ciclo sin fin en el que nunca estaremos solos. 

Por último, decirte que las personas que amamos a los animales, les necesitamos para vivir; somos conocedores del amor incondicional que nos brindan. Puede que incluso, más adelante, te veas con ánimo de iniciar nuevos vínculos, compartir con nuevas mascotas. Por supuesto, esto no quiere decir que vayas a sustituir el recuerdo de tu peludo, pero sin duda, será la señal inequívoca de que estás preparado y dispuesto a volver a amar para siempre a otro ser. Además, cuando establecemos un vínculo tan especial con una mascota, con ese amor tan puro, ese vínculo nunca muere, siempre estará ahí y, pase lo que pase, siempre estaréis juntos. 


Paloma Uriarte González.
Psicóloga experta en neuropsicología clínica, diversidad funcional, inteligencia emocional y terapeuta Gestalt.

Comparte si te ha gustado, puede ser de ayuda.